sábado, 27 de octubre de 2018
Ya sé. Estoy obsesionada conmigo misma.
Ah.
A de a ver.
Ah de suspiro y no saber cómo empezar, cómo volver a escribir y describirte.
Pero no conozco a alguien no llore sin tener que hacer esto, aunque sea eso de llorar por dentro. Esto mismo implica un llanto constante, o sea, un sufrir de varios días que no lloras PERO, sí arrastras. Usualmente es nocturna esta situación.
Y estás just fine.
Obvio.
Porque tirarse a escuchar la misma rolita de los Vaccines para dejar de escuchar tus pensamientos está chido, es comprensible, o sea...
Pero bueno. Esto de la sinceridad, de echarse ganas a una misma con la self pity ya se vio en Bridget Jones. Y no, no quiero hablar de otra cosa que no sea cómo me siento hasta que deje de sentirme así.
Truth is, que escribí una carta a una de esas amistades que terminaron hace un rato. Y damn, ¿qué es lo que obsesiona de eso? Y que no me escribo ya cartas a mí misma porque ya me sé mis problemas, lo que quiero es dejártelos a ti. Porque sí . Porque estoy obsesionada conmigo misma.
Por qué, si no yo pues quién vergas.
Y eso está muy vergas porque así es más fácil hacerse las confesiones a una misma en el espejo, oh boy, eso qué difícil solía ser.
Además de que al menos hoy, el cielo llora por mí.
Y ya no me pidas más que crezca. Ya no me pidas que deje de llorar.
Y no me hagas sentir como que te necesito porque eso ya está muy gastado, cómo sea te llames.
Porque no soy miserable, dude. ¿Estamos?
Y las cosas cambian. Y voy a crecer de todas formas. Pero no porque me lo hayas pedido, y no por mis huevos, ¿qué no ves cuan miserable me dan ganas de ser cuando pienso en crecer?
Pero that's life. Y un día la rola de los Vaccines que te puse te va a parecer la mejor pinche rola del mundo.
También that's life.
Y que yo imagine eso hoy, y quizás mañana no y espere que no pase eso porque nadie, NADIE que yo piense que tú tengas en tu vida vale la pena y te va a poner a los Vaccines como yo lo hice.
Eso es vida.
Y dejar aquí el pensamiento. Y venir a hablar sobre mí porque sí.
Y ya hablamos de inventarse un alter ego para decirnos la verdad. Y pasamos por todos los tonos de azul en la paleta de tristeza. Wey qué chido LA NETA QUÉ PINCHE CHIDO. Qué chido tener nada de esperanza y estar bien, porque hablo de esto y la gente me escribe. Pues sí wey, "la vida solita te pone en su lugar."
Ya sé. Y es bueno saberlo porque así PUEDES LLORAR A GUSTO y pensar en ti, en lo que te pasa, en lo que eres y lo que quieres ser pero solo serás si te piensas así diario.
Estoy obsesionada conmigo y toda mi farsa.
Ya sé.
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Ximenna Pilgrim
miércoles, 27 de junio de 2018
El cuarto de baño.
"Estoy en la bañera" es lo primero que digo cuando contestas el teléfono.
El cuarto de baño posee todas las cualidades de mi habitación favorita. Es la habitación que más me gusta, la que menos me parece odiosa.
Cuando me levanto bañada de recuerdos extraños y el teléfono no suena. Cuando tengo que ser yo la primera voz que se escuche, y la única que se escuchará en todo el día. Cuando he contado todos mis lunares y las horas se detienen; es entonces que no me permito ser miserable en la cama todo el día.
No es culpa de nadie.
Es la bañera. Vacía.
Nunca hay burbujas y entro descalza para no resbalar.
Es incómoda, y aún así invitadora.
También es la crisis, solo entro cuando estoy en una verdadera crisis. Una crisis que me invento y hago crecer en segundos. Efímera pero bien clavada en la mente.
Entonces debo entrar en la bañera y no salir hasta que pase alguna cosa. Hasta que piense que ha sido demasiado y tenga que llamar para por fin llorar por teléfono, pero antes habré de advertir que definitivamente ESTOY EN LA BAÑERA.
Debo estar ahí.
Tengo que, por que casi como una labor social, no me deja opción más que imaginar que cuando me levante de ahí es porque será la ocasión definitiva para arreglar el problema de una vez por todas, y metafóricamente todo se irá por el drenaje. Debe ser esta manera.
Porque es callado además, pero no callado como en toda la casa, porque ese silencio me vuelve loca. Nunca hay nadie, nunca hay calor. Pero el cuarto de baño debe ser remotamente callado, y no molestan los pensamientos.
Es que además es un cuarto pequeño.
Está la bañera y las otras cosas que hacen de esta habitación el cuarto de baño.
Pero es relativamente pequeño, y no deja advertir la inmensidad que la representan los demás cuartos ante la mente en crisis.
La cama, por otro lado, se traga el tiempo y te impide pensar. Pero la incomodidad de la bañera y el constante desliz de la espalda debido a la ropa traen consigo realidad, algo que se olvida estando recostada en una cama.
Pienso desde la bañera, y lloro también.
Paso la crisis ahí y no espero que haya otra, además no debo hacer fila para estar aquí. Y, cuando soy muy suFrida, me gusta pensar que Ximenna Pilgrim es la más tonta, a ella le gusta llorar en el metro. Pero La suFrida espera a llegar a casa, espera a meterse en la bañera.
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